El viernes conseguí inodoro y bidet (no con v) para Kosovo.
El sábado conseguí mochila (no me van a creer la odisea que padecí las últimas semanas madrugando los sábados por una-puta-mochila).
Pero el viernes tuve una secuencia en la que decidí apretar el botón de “hacete la boluda lunita, ya”. Y todavía estoy caliente. Y ojala fuera de esas calenturas que se arreglan con una paja.
Como llegaba tarde al laburo y mi jefe estaba enfermo, me pidió mi otra jefa que pase-por-casa-de-jefe-a-buscar-papeles y esas cosas de trabajo. Pasé a su depto. rápido porque justo me encontré a la madre de mi jefe abajo y ella, que le traía el diario al nene, me abrió gustosa. Divina la viejis. Pero una vez arriba, el nene la eliminó rápidamente. Y quedamos solos en el depto. Ya entraré en detalles pero el nene, alias mijefe, tiene 60 años mal curados. O sea, no acepta que está fuera del mercado.
Yo lo quiero mucho. Es muy buen tipo y en estos meses que lo conozco establecimos un vínculo raro pero muy lindo. Como yo no tengo papá, me pasa seguido que busco en tipos más grandes pequeños detalles que esperaría de mi viejo. Salvo la vez en que me enamoré como una boluda (sí, cuando nos enamoramos lo hacemos como unas boludas), siempre vino por el lado de los concejos, la admiración, la sabiduría, y todas esas cosas que busca aquel que no tiene ni base ni brújula. O sea, yo.
Entonces mi jefe me ha invitado a tomar un café alguna vez para ver qué mierda me pasaba que estaba del orto en la oficina.
Entonces mi jefe me veía llegar con lágrimas en los ojos y gritaba: no me digas que ese hijo de puta otra vez…!!!
Entonces mi jefe compraba una pizza y todos almorzábamos felices.
Entonces mi jefe me cagaba a pedos porque no cortaba con el msn.
Entonces mi jefe me contaba la historia de sus fracasos y me explicaba que siempre se sale.
Entonces mi jefe, cuando voy a su casa, me ve toda pollitodeagua (versión lunísima del pollito mojado) y me entra a dar abracitos y bueno, algún besito. Y bueno, eyyyyy!!! ¿Adónde vas, chabón? Recordé que de chica quería ser varón, y le metí la clásica patada en la canilla (que mi hermano me enseñó cuando jugábamos en el potrero para anular toda acción del gil que tenés enfrente).
No, mentira.
El besito zarpado fue el de despedida. Y no le pegué.
Odio que si me van a besar el cachete me agarren de los cachetes. No-soy-boluda. Veo que estás ocupando la superficie de mi cachete con tus manos. Veo que más espacio que la boca no te queda (ya me pasó cuando un gordo hijoteputa me quiso afanar hace unos años. Puaj!). Y ahí nomás me plantó un besito chiquito muy cerca de, rozando te diría, la comisura de los labios. Me alejé enseguida y, como les dije, apreté el botón de “hacete la boluda lunita, ya”. Y con una sonrisa de quien no entendió absolutamente nada de lo que acababa de suceder me rajé pal laburo. Sí, ya se… pero estoy harta de no saber cómo lidiar con babosos abusivos, viejos y no tanto. No soy una tipa provocativa (sí, la ternura seduce, pero porquénotevasalacon…!!!), no llevo escote, no tengo un cartel en la frente que grite que estoy disponible solamente porque estoy sola. Entonces paro.
Y pienso.
¿Por qué me revolotean tipos que están en edad de jubilarse?
¿Cómo le pongo los puntos al tipo que me paga el sueldo?
¿Bidet no quedaría mejor si se escribiera Videt?