Cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa
Van dos noches seguidas. Pero esta noche fueron dos en media hora.
Tengo el sueño recurrente, espantoso, en el que algo me jode. Y no puedo despertarme. No cede.
Tiene forma humana pero lo que tiene de hombre es la pelada y las manos fuertes con las que me tapa la boca. Me presiona el cuerpo contra su pecho. Yo de espaldas, él con fuerza.
Anteanoche, y el primero de hoy, fueron cortos. Sueños molestos pero cortos. No me oprimieron el pecho como el de recién.
Anteanoche, y el primero de hoy, yo movía la cabeza en la cama de un lado a otro. Era improbable despertar y salir de él. Era el absurdo hecho advertencia.
El segundo de hoy me tomó el cuerpo todo. Incluso yo lograba levantarme; acá, en mi depto nuevo. Entonces corría directo al interruptor para salir de la oscuridad, pero él me entorpecía el trayecto. Me interrumpía. Y forcejeábamos. Tenía alguna pulsión, algún deseo impune por apoyarme de atrás. Yo lo rechazaba pero lograba llevarme otra vez al colchón, porque estos días solo tengo un colchón en el piso, porque no vale la pena tener más, porque vamos a demoler…
Y en el colchón otra vez esta pelea por despertar. El ceño arrugado, los dientes apretados, las pestañas enredadas. No puedo gritar con su mano filosa en mi lengua. Y yo soy conciente. Esa es la peor parte.
Soy conciente. Hasta logro abrir los ojos.
Es un segundo. Es un segundo eterno porque vivo la maravilla de haber abierto los ojos dormida. Si hasta parece que él se fue. Miro la ventana cuyas persianas están abiertas y el cielo se mete, nublado. Me tiemblan las uñas. Brilla el esmalte en nuestra penumbra.
En el momento preciso, sin advertirlo aún (aún ahora que escribo este texto, después de la batalla), me despierto.
Recuerdo el rato de resistencia, su ofensiva, la violencia. De pie contra la pared, untando el comedor de sudor y energía. Como una violación no consumada pero sí. Pero sí.
Llamo a mi… ¿novio? Lo llamo, lo escucho reír y en ese instante, y solo por lo que dura un jadeo, siento un alivio medular… Pero, claro... cometo el error, siempre el error, de contarle por qué lo llamo. Y todo vuelve. Otra vez inquieta. Corto angustiada.
Me pregunto si la casa está enojada. Toda la casa. Sola la casa. Sucia e inhabitada salvo por mi, a veces. Inhabitable salvo por mi, y amig@s que invito un par de horas, a veces. La casa vacía porque no tiene sentido. La casa sabe que la estoy por demoler. Que de pedo no le toca mañana. Por mi capricho, porque no quise. Porque quise quedarme a dormir hoy también, y así se posterga. Pero un día nomás. O dos. Pero no más. No más días. No.
Le llega la hora a la casa. Y los ruidos del edificio me bloquean. Se lanzan sin permiso y se cuelan entre mis muslos. Y las sombras de la casa me manosean. Me joden.
Decido escribirlo todo.
En algún momento miro la ventana. Siempre miro la ventana desde el piso porque... me gusta. Aunque tenga las persianas cerradas.
Tengo el sueño recurrente, espantoso, en el que algo me jode. Y no puedo despertarme. No cede.
Tiene forma humana pero lo que tiene de hombre es la pelada y las manos fuertes con las que me tapa la boca. Me presiona el cuerpo contra su pecho. Yo de espaldas, él con fuerza.
Anteanoche, y el primero de hoy, fueron cortos. Sueños molestos pero cortos. No me oprimieron el pecho como el de recién.
Anteanoche, y el primero de hoy, yo movía la cabeza en la cama de un lado a otro. Era improbable despertar y salir de él. Era el absurdo hecho advertencia.
El segundo de hoy me tomó el cuerpo todo. Incluso yo lograba levantarme; acá, en mi depto nuevo. Entonces corría directo al interruptor para salir de la oscuridad, pero él me entorpecía el trayecto. Me interrumpía. Y forcejeábamos. Tenía alguna pulsión, algún deseo impune por apoyarme de atrás. Yo lo rechazaba pero lograba llevarme otra vez al colchón, porque estos días solo tengo un colchón en el piso, porque no vale la pena tener más, porque vamos a demoler…
Y en el colchón otra vez esta pelea por despertar. El ceño arrugado, los dientes apretados, las pestañas enredadas. No puedo gritar con su mano filosa en mi lengua. Y yo soy conciente. Esa es la peor parte.
Soy conciente. Hasta logro abrir los ojos.
Es un segundo. Es un segundo eterno porque vivo la maravilla de haber abierto los ojos dormida. Si hasta parece que él se fue. Miro la ventana cuyas persianas están abiertas y el cielo se mete, nublado. Me tiemblan las uñas. Brilla el esmalte en nuestra penumbra.
En el momento preciso, sin advertirlo aún (aún ahora que escribo este texto, después de la batalla), me despierto.
Recuerdo el rato de resistencia, su ofensiva, la violencia. De pie contra la pared, untando el comedor de sudor y energía. Como una violación no consumada pero sí. Pero sí.
Llamo a mi… ¿novio? Lo llamo, lo escucho reír y en ese instante, y solo por lo que dura un jadeo, siento un alivio medular… Pero, claro... cometo el error, siempre el error, de contarle por qué lo llamo. Y todo vuelve. Otra vez inquieta. Corto angustiada.
Me pregunto si la casa está enojada. Toda la casa. Sola la casa. Sucia e inhabitada salvo por mi, a veces. Inhabitable salvo por mi, y amig@s que invito un par de horas, a veces. La casa vacía porque no tiene sentido. La casa sabe que la estoy por demoler. Que de pedo no le toca mañana. Por mi capricho, porque no quise. Porque quise quedarme a dormir hoy también, y así se posterga. Pero un día nomás. O dos. Pero no más. No más días. No.
Le llega la hora a la casa. Y los ruidos del edificio me bloquean. Se lanzan sin permiso y se cuelan entre mis muslos. Y las sombras de la casa me manosean. Me joden.
Decido escribirlo todo.
En algún momento miro la ventana. Siempre miro la ventana desde el piso porque... me gusta. Aunque tenga las persianas cerradas.
¿Podré dormir ahora?
¿Servirá si no apago la luz?
Al menos por las sombras.
9 Comments:
Boluda, que feo!
Invitá a tu ¿novio? a dormir,,, pero SÉ ROMÁNTICA y mentile, decile que es porque querés hacer cucharita...
Es una mentirita piadosa...
O una amiga.... si vivieras cerca te hacia el aguante... yo soy re cagona, y de pesadillas mis noches están llenas y SE que es HORRIBLEMENTE ANGUSTIANTE.
A mi me pasa o me pasaba seguido... supongo que no es la casa... porque cuando me mudé al sur me siguio pasando lo mismo... ahora, que es horrible es horrible...
una: ¿novio?
dos: mentir no está bueno, salvo que sea para garchar.
Saludos
ay, sunshine... ma qué mentira!! yo esa noche quería cucharita!!!! :)
Anónimo, pongasé nombre que ya se quién es :) Es horrible, efectivamente... lo bueno es tener a alguien durmiendo a su lado, no?
Funes: ¿novio? si, claro... merece un post aclaratorio. Ya viene. Y sunshine hablaba de una mentirita piadooosaaaaa. No se chiveeeeeee
ahora, alguien podría decir algo sobre el texto? porque tiene mucho de ficción... y... me gustaría alguna crítica... o me la escriben por mail :)
Eso mismo iba a preguntar, si alguien podía comentar algo del texto porque me pareció un juego muy interesante entre sueño y realidad, ya que por un segundo creí que era ficción por completo, pero que el personaje, dadas las circusntancias, ya no podía reconocer si lo sucedido era sueño o realidad. Yo flashié con eso!!
Luna, hace bastante que no leo algo suyo, me refiero a este tipo de lecturas, así que fue un placer hacerlo.
Abrazo osal u ozal!
sueños, algunos nos roban el aliento y otros tambien jejejej besos
Cuando apagás la luz las sombras se adueñan de todo, lo son todo.
Besos
Musa Rella
Campis: es tal cual... no podía reconocer entre sueño y realidad! El momento en que abre los ojos... ese es el flash, pienso.
Amada... es la primera vez que hubiera deseado sentir un aliento :)
Musa: metáfora de la muerte? Supongo que el episodio pudo tener un final final, no?
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