Hoy soñé despierta que te cruzaba por la calle Corrientes, pero vos no me veías. Estabas como esperando a otra mientras arrastrabas un cochecito de bebé. Un poquito para adelante. Otro poquito para atrás. No sé si había un bebé pero el cochecito con estampado cuadriculado y ridículo se mecía lentamente, como queriendo dormir algo.
Y entonces llegaba ella, que no era yo.
Ella era preciosa, toda feliz, sin miedos, segura de cada paso que daba. Y vos (sé que eras vos porque llevabas el morral verde), vos la admirabas con un brillo en las pestañas.
Entonces claro, apenas nos cruzamos. Es decir, no quise detener mi paso y que me reconocieras. Yo llevaba una musculosa patética, sandalias sin altura y una pollera larga con la que no lograba ocultar mis fallas. Así que seguí caminando, rodeada por mi nube negra; alejándome de sol y los pajaritos. Directo a mi nueva casa, en Once.
Y entonces llegaba ella, que no era yo.
Ella era preciosa, toda feliz, sin miedos, segura de cada paso que daba. Y vos (sé que eras vos porque llevabas el morral verde), vos la admirabas con un brillo en las pestañas.
Entonces claro, apenas nos cruzamos. Es decir, no quise detener mi paso y que me reconocieras. Yo llevaba una musculosa patética, sandalias sin altura y una pollera larga con la que no lograba ocultar mis fallas. Así que seguí caminando, rodeada por mi nube negra; alejándome de sol y los pajaritos. Directo a mi nueva casa, en Once.
2 Comments:
Pa' soñar cosas así, mejor ni dormir...
Vamos piba, que para algún par de ojos vos sos "preciosa, toda feliz".
Saludetes.
Gracias kerida... son epocas en que el insomio es bienvenido... Pero de a poquito me voy a animando a mirarme al espejo.
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