Dolor, todavía
Mi viejo es un desaparecido.
Se lo llevó un cáncer. Ese que te quema la sangre.
A veces prefiero sufrir su muerte como si esa dictadura de mierda no lo hubiera devuelto. De todas maneras fue la enfermedad, también de mierda, la que tampoco lo devolvió.
Y claro... la realidad se impone y me recuerda que zafó de la dictadura, para que se lo comiera la leucemia.
Y que tengo que estar agradecida, porque me acompañó mientras lo dejaron. Así parece...
Existo a pesar de la dictadura, y sobrevivo a pesar de la leucemia.
En estos días, hace ya cinco putos años, mi viejo se enteraba que se estaba pudriendo por dentro.
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