2.2.07

No quiero ser Maitena

- No quiero seguir más.
- ¿Por qué?
- Porque estamos para el orto, todo el tiempo.
- Bueeeeno, pero tampoco vamos a terminar y listo
-…
- ¿Así como así?
- No, “así como así” no. Esto se viene pudriendo hace rato.
- Pero no es para tanto, che… habíamos quedado en ponerle onda, ¿o no?
- Vos habías quedado en eso, yo te vengo planteando hace rato que así no quiero seguir.
- ¿Así cómo?
- ¿Me estás gastando? Hablamos veintemil veces este tema. Necesito relajarme un poco… Además, a vos no te gusta discutir, así que hagámosla fácil.
- Bueno, está bien.
-…
-…
- ¿”Está bien”?
- Sí, qué te puedo decir… si ya tomaste la decisión…
- Sí, ya tomé la decisión.
- Bueno, entonces… ya está.
- Sí, eso… ya está.
-…
-…
- Che, ¿y no nos hablamos más ahora?
- No. No sé… supongo que solamente si es necesario.
- Digamos… ¿de coger ni hablar, no?
- Qué bestia que sos… Claro que no. Si te perdés una parte, te perdés todo.
- Y bueno, entonces no nos perdamos nada.
- No es tan fácil.
- ¿Por qué?
- Porque venimos para el orto, ¿te acordás?
- Sí, pero yo te voy a extrañar…
- Bueno, a veces pasa…
- ¿No te importa?
- No importa si me importa. Lo importante es que tomé la decisión. Y eso.
- Y si ya tomaste una decisión ¿yo no puedo hacer nada para cambiarla?
- Pudiste haber hecho algo mientras podías.
- ¿Algo como qué?
- No se… algo.
- ¿Ves que ni vos sabés?
- Yo sí se, vos no sabés.
- ¿Vos sabés lo que querés?
- Sí, yo te quiero a vos, pero no así como sos.
- Entonces no me querés a mí.
- Mirá, me estas mareando para que cambie mi decisión…
- ¡Pero metete la decisión en el orto…! ¡Si no me querés dejar!
- ¿No?
- ¡No! Es verdad que discutimos un montón, y que ya estamos medio podridos de pelear todo el tiempo… Es más, yo estoy harto de que cualquier pelotudez genere un conflicto...
- …
- Ahora que lo digo en voz alta, tu decisión suena lógica che…
- ¿Viste que tengo razón?
- Sí, la verdad que sí. Es una mierda estar juntos…
- Bue… tampoco para tanto…
- No, en serio… Fijate… Vos no te bancás que salga con los pibes. No me acompañás cuando quiero ver películas o discutir sobre alguna…
- Eso es porque no veo películas, en general…
- Yo, con toda la furia rescato a una de tus amigas, y mejor no te hablo de tu familia porque el día que me traten bien en esa casa, llueve merca gratis.
- Se…
- Si te llevo con el grupo de pibes que tiene novias, no se te va la cara de orto ni con una lija de metal. Y ya sabés lo que pienso del grupo ese de pelotudos con los que militás… en su vida pusieron las manos en el barro y se creen que porque les dan una clase de fotografía a los cartoneros, los sacan de la miseria…
- Cheeeeeeee, ¡que te estás yendo un poquito a la mierda ahí!
- ¡Siempre decís lo mismo! ¿Sabés qué? Ahora soy yo el que quiere terminar. Esta relación no tiene sentido.
- Imposible. Ya la terminé yo.
-¿Eh? ¡Vos cantaste pri, pero no por eso terminaste lo que empezaste!
- A ver… yo empecé diciendo que terminaba, después… después te estuve explicando por qué no podíamos seguir, ¿te acordás que vos querías seguir?
- Sí, pero ahora entendí cómo son las cosas.
- Claro… ahora se te ocurre entender algo…
- Sí, ahora entiendo que estamos para el orto. Ni terminar nos sale bien.
- Terminar nunca sale bien…
- ¿Y eso quién te lo dijo, uno de los forritos comunistas?
- Qué pelotudo… Hasta los “forritos comunistas”, como les decís vos, sabrían que las relaciones raramente terminan bien…
- Boá… ¡Salí con uno de esos, entonces!
- Bueno, voy a intentarlo.
- ¡¡¡¡Aaaaahhhh!!!! ¡Ahí está la coooosa! ¡A vos te gusta uno de esos forritos comunistas!
- Primero, dejá de llamarlos así. Segundo, no, no me “gusta” ninguno.
- ¿Y entonces por qué me dejás?
- ¿No era que ahora me dejabas vos a mí?
- Eh… No me enrrosques con ese discurso tramposo. Yo lo único que sé es que uno de esos te debe estar buitreando de lo lindo. Por eso me volvés loco a mí. Así me sacás de encima rápido.
- ¡¡Aaayyyyy!! ¡¿Por qué no te inventás más problemas?! ¡Date cuenta que hace dos hojas que estamos discutiendo sobre lo mismo! ¿Podemos terminar de una buena vez?
-…
- Estoy cansada…
- Sí, a mí me cansa discutir…
- Necesito relajarme un poco…
- ¿Vamos a ver una peli? Tengo Misión Imposible. Es la uno, pero está buena.
- No la ví…

- Buenísimo, dale, vení al sillón y relajate. Ahí la pongo.